Hacia “La Gran Carrera”. Vignoles descubrió el coche en Tucumán.
Los autos y todo lo que se mueve alrededor de ellos hicieron de Richard Vignoles un apasionado. Uruguayo de nacimiento, inglés por descendencia, hace 20 años se estableció en San Diego, EE.UU. Allí transcurría sus días entre su trabajo y su familia, hasta que un artículo que escribió sobre un modelo que fabricó en la Argentina a imagen y semejanza del Lotus Seven le abrió las puertas del túnel del tiempo. Desde la lejana Tucumán, un fanático de los fierros le hizo consultas con respecto a una máquina que acababa de adquirir. Ese auto será uno de los que tomarán parte desde hoy de “La Gran Carrera”, prueba con vehículos antiguos y especiales que unirá nuestra provincia con Salta y Jujuy.
- ¿Cómo se inició la historia?
- En 1967 viajé a Inglaterra a hacer unos cursos de servicio que ofrecía Ford. Y me integré a un programa de vehículos especiales: yo era quien enviaba los modelos Cortinas a Lotus para que fueran convertidos. Así conocí a Mike Warner, director de Lotus Components, que trabajaba con Colin Chapman, su diseñador. Y fue a él a quien, junto con un socio -Jorge Mutio-, le ofrecimos hacernos cargo de la fabricación de los Seven en Uruguay y en Argentina. Hicimos un acuerdo de representación y luego sumamos otro socio, Edgardo Boschi, que ofreció el garaje de su casa en Buenos Aires para armar el primer prototipo, que debía ser hecho en su totalidad con partes fabricadas en la Argentina.
- ¿Y qué hubo del primer auto?
- Compré un Seven y lo llevé a Buenos Aires en barco, en 1969. Ese fue el molde patrón para realizar la versión criolla, que comenzamos a fabricar ese mismo año, con mecánica Fiat y motor de 1.600 cc con 82 HP, 510 kilos y que desarrollaba una velocidad máxima de 178 km/h. A esa primera unidad la tomé como conejillo de Indias y recién la patentamos en 1971. Ese mismo año abandoné el proyecto, que ya llevaba construidos más de 20 autos y nunca más supe de la máquina.
- Hasta que un día recibió un correo electrónico...
- Exacto. Desde Tucumán, Ricardo Santiago me escribió preguntándome detalles. Yo se los di y cuando le pregunté cómo era el auto que tenía, me dijo que tenía una chapa con terminación 02. ¡Pero ese es el primero que hicimos en la Argentina!, le dije. Lo que siguió fue un ir y venir de correos electrónicos, la decisión de ponerlo tal cual se veía cuando lo fabriqué y, finalmente, su amable invitación para que viaje a esta provincia para subirme al “abuelo”, como él lo llama.
- ¿Qué sintió cuando volvió a ver la máquina?
- Me emocioné profundamente. Además estaba igual a como yo la había hecho, hace 39 años. Es que Ricardo es un meticuloso, un respetuoso de la tradición “fierrera”. Ahora estoy ansioso por subirme al Seven y sentir las sensaciones de aquellos años.
- ¿Qué cree que sucederá?
-S erá increíble. Aún más, nunca viajé por el norte de la Argentina. Me dijeron que es fantástico y por eso estoy más emocionado aún.
DEL ALBUM. El Lotus Seven tal como se veía el año de su fabricación.LA GACETA
Fuente: La Gaceta