Automotostory - Historias Motorizadas
  Hermano TC, Hermano NASCAR 3ª Parte
 
 

Hermano TC, Hermano NASCAR 3ª Parte.

Origen Tierrero, Destino Pistero

 Las dos categorías tienen un mismo origen y un mismo destino, pero la organización y coordinación en Estados Unidos y en Argentina no son las mismas. Sin embargo cada una, en su respectivo país, es espectáculo, un espectáculo que debe cuidarse.



Una nació para evadir la ley, la otra para abrir los caminos de una Patria en la que no los había.
En efecto, el NASCAR apareció, como tantos otros inventos, para superar una contingencia llamada la Ley Seca, prohibición de venta de bebidas alcohólicas que pesó sobre el territorio de los Estados Unidos durante parte de las décadas del ’20 y del ’30.


Para procurarse el preciado licor y, de paso, obtener fastuosas ganancias mediante el contrabando, los traficantes no pudieron idear mejor alternativa que modificar los autos en los que transportaban el embriagante líquido dotándolos de gran potencia, la suficiente como para superar en velocidad a cualquier auto de la Policía que hubiera intentado interceptarlos. La derogación de la Ley Seca hubiera acarreado el ocaso de los “Autos Modificados” (Stock Cars en Inglés) de no haber sido porque un visionario llamado Bill France St. observó el comportamiento de éstas excepcionales máquinas y entrevió que , ya en la vida “civil” diaria , brindarían un gran espectáculo , ésta vez perfectamente “legal” . Es así como nació, hace ya 60 primaveras, la Copa Winston, una de las tres categorías más populares del mundo junto con nuestro TC y el DTM alemán.


 


 
Autódromos como Daytona (el más famoso de éste torneo), Riverside, Pocono , Ontario , por sólo mencionar algunos , vibran y hacen vibrar a decenas de miles de espectadores en cada competencia de Stock Cars que en éllos se disputa .




 Nuestro TC, por su parte, nació más “tranquilo” porque no había Policía de la cual escapar, aunque sí rincones de la Patria donde un auto era, en el mejor de los casos, un artefacto “de otro mundo” y sus conductores una especie de semidi
oses que se aventuraban por lugares en los cuales hasta el más valiente hubiera vacilado de no haber contado con el móvil adecuado.


Así , a partir de 1.937 , en agotadores “Grandes Premios” que , como el de 1.949 , hubieran dejado en ridículo al hoy extenuante París – Dakar , un puñado cada vez más numeroso de valientes, fue abriendo caminos como los que hoy cruzan a la Patria desde Ushuaia a La Quiaca y desde Mar Del Plata hasta Valparaíso (Chile) , que , antes de la fecha mencionada eran , en el mejor de los casos , sendas poco ó nada transitadas .

 
 
De los Grandes Premios se pasó a las “Vueltas” , también sobre ruta aunque de dimensiones bastante más reducidas , luego a los circuitos semipermanentes (similares aunque no iguales al de Le Mans ó al de la Isla de Man) , para recalar finalmente en los autódromos que , como el más moderno de Las Termas de Río Hondo , permiten ver en acción a éstos monstruos que , en otros casos , aterrarían con su bramido pero que , cuando corren en un marco como el termense , dejan a su paso una sensación de música en los oídos de los espectadores que continúan contemplándolos azorados mientras preparan , al igual que en aquélla lejana época , el asado de rigor .

   

Dos categorías, dos espectáculos que hoy se presentan en escenarios muy distintos a los de sus orígenes, como ocurriera con el tango, prohibido en sus comienzos, hoy sinónimo
de distinción y buen gusto.
Pero volvamos al TC y al NASCAR, al menos por ahora, porque el hecho de que las carreras actuales se disputen en finos autódromos engalanados con la presencia de bellas promotoras para asegurar que el show de la más alta tecnología puesta al servicio de la competición sea completo, no ha borrado totalmente las huellas del pasado de ambas categorías. En efecto , tanto en Estados Unidos como en Argentina , se conservan espacios donde el NASCAR en el primer caso , el TC en el segundo , se practican como antaño , como una manera de informar al público asistente que las viejas máquinas no son cosa del pasado sino que continúan , y bien vivas por cierto .
En el caso de Estados Unidos , éste show tiene lugar todas las semanas , de día en invierno , de noche en verano , en las Charlotte , Cherokee e East Lincoln Motor Speedway , ubicadas en el Estado de Carolina del Norte , óvalos de tierra consolidada en los cuales se dan cita autos que , prima facie , parecieran haber salido de un desarmadero (se les quitan todos los vidrios y se les sueldan las puertas por razones de seguridad) , pero que , una vez lanzados en carrera , desarrollan velocidades escalofriantes y maniobras que erizan los pelos hasta al más frío de los espectadores (entran a las curvas de costado para salir armados como si todo el recorrido fuera una recta) . A veces alternan con Midgets y areneros que contribuyen a brindar un show de primer nivel para espectadores cada vez más numerosos y apasionados.



 
   Y en Argentina? Pues algo similar ocurre en el Oeste de la Provincia de Buenos Aires, donde las antiguas “Cupecitas” del viejo TC Fórmula B (vigente hasta 1.970) , mezcladas con autos construídos sobre chasis mayoritariamente Ford y Chevrolet con carrocerías de diseño artesanal , denominados “cafeteras” por el “burbujeante” sonido de su motor cuando es acelerado , similar al de una máquina de café , continúan disputando encarnizados duelos sobre rutas abiertas de tierra ó en circuitos cerrados de similares características , conforme se ilustró en el capítulo anterior .
Otro refugio de éste viejo TC, conforme se expuso en la nota citada, se encuentra en el Noroeste Argentino, en las Provincias de Salta y Jujuy. En la primera, el epicentro se ubica en la localidad de Joaquín V González, el reducto por antonomasia de las “cafeteras”. En el caso jujeño, la actividad se centra en los circuitos Tierra Brava (San Pedro) y Perico del Carmen, donde compiten máquinas muy similares a las “cafeteras” de Joaquín V. González y una categoría única en ésta región, cual es el Gran Turismo Standard (GTS), reservado para los viejos Ford, Chevrolet , Dodge y Torino con trompas modificadas al estilo de los TC de los ’70 y los ’80 .

 

Tucumán tampoco es ajeno a ésta apasionante actividad, pero las máquinas que compiten en nuestro “Jardín de la República” son notoriamente distintas a las “cafeteras” bonaerenses, jujeñas ó salteñas. En el caso tucumano, se trata de los viejos “Autocross”, que  debutaron en 1.980 y que, sorteando las innumerables crisis económicas que afectaron la actividad automovilística argentina desde entonces, se las han ingeniado para continuar vigentes, ora con su propio campeonato, ora como parte de la categoría “Rally”, en la que ya no podrán participar desde el 2.009 por razones de seguridad. Ya durante el corriente año 2.008 se han disputado algunas carreras del autocross separadas del Rally Tucumano, a manera de anticipo de lo que será desde el próximo año el retorno del campeonato que en su momento agrupó a la APT (Asociación de Pilotos de Tucumán). La diferencia fundamental con las “cafeteras” comentadas radica en que la potencia de los motores es sensiblemente menor , considerando que emplean plantas motrices de los nobles Renault 12 montadas en la parte trasera (las “cafeteras” lo llevan adelante) de la “jaula rodante”. Pero éllo no impide que puedan compartir jornadas con las comentadas “cafeteras”, con las que, en conjunto, brindarían entretenidos espectáculos que nada tendrían que envidiar a los estadounidenses (si hasta se les parecen en la forma que tienen los “areneros” del norte). Además los circuitos tucumanos como los de Famaillá , La Hoya y Aguilares , donde se corrió éste año , brindan excelentes condiciones para organizar carreras nocturnas como las que se disputan en Estados Unidos , excelente alternativa para los meses del tórrido verano en los que se pueden organizar interesantes torneos como los “superprimes” que se disputaron en la vecina Provincia de Catamarca entre diciembre y marzo últimos . El público “tuerca” sin dudas, será el más agradecido. La idea no es descabellada. Ya en febrero de 1.991 se organizaron en el desprogramado Autódromo Municipal Nasif Estéfano 2 carreras nocturnas con apenas 4 autos Fiat 600 en lo que fue el embrión del desaparecido TC 850, que también podría, con nuevos bríos, retornar y compartir programa con éstas categorías que mencionamos.


 
Las posibilidades son múltiples, los costos, comparados con los improductivos gastos que, día tras día, agotan inútilmente el erario público, son mínimos y prácticamente inexistentes. Se reducirían a instalar barreras de seguridad tales como guard-rails y/ó paredones, alambrarlos, construir tribunas semipreparadas pero seguras para los espectadores como las montadas en el Autódromo de Las Termas y hasta en los mismos óvalos tierreros de Carolina del Norte, y finalmente, la iluminación. El Kartódromo Internacional de El Timbó, el más moderno y mejor equipado del país, cuenta con todas éstas comodidades además de un bar y confitería que se está ampliando y baños químicos para los asistentes y podría considerarse como una versión en miniatura del proyecto que proponemos para los circuitos tierreros del interior de la Provincia que comentamos más arriba. Y hasta el mismo Karting Tierrero podría sumarse a ésta fiesta como hasta ahora no ha podido hacerlo por ser patrimonio de la modalidad asfalto.
Sólo basta poner el corazón y los motores en marcha. Posiblemente estemos ante una excelente oportunidad para que el TC Histórico y los pequeños bólidos que constituyen la escuela de los pilotos del mañana brinden, desde el calor de la noche, los primeros destellos del color con el que nos gustaría ver triunfar a nuestros pilotos en soleadas jornadas de los grandes TC y TC 2.000 y, porqué no? en confraternizaciones con el NASCAR como el anticipo que nos brindara el 28 de septiembre próximo pasado el Top Race V6 .

delatorreale@gmail.com  buscar en la biblioteca del automóvil club libertador y Tagle bs as  archivos de la revista corsa.

Osvaldo Fierro - Javier Lopez Posse
 
 

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